18 de diciembre de 2008

Presidencialismo o Parlamentarismo, el Falso Dilema (Parte 1)

En estos meses, y con la victoria de la patronal agraria frente el gobierno, en la votación que tiró por tierra la resolución 125 en el congreso nacional, se reabrió la discusión acerca de cual es el mejor sistema de gobierno: el presidencialismo o el parlamentarismo (aunque también existe el semi-presidencialismo). En el diario Río Negro, incluso se publicaron, una tras otra, notas (19/09, 23/09 y 30/09 del corriente año) en las que, mas allá de la ilegitimidad que tiene origen en la procedencia del autor, - ya que los planteos fueron realizados por un columnista (Aleardo Fernando Laría) que hace 31 años que no vive en la Argentina- se esboza que “Calidad institucional y presidencialismo” son “Los problemas no resueltos de la Argentina” y “representan los ejes centrales del atraso que impiden el desarrollo del país” o expone “el fracaso del presidencialismo y las ventajas del sistema parlamentario”.

Las notas mencionan, además, a conocidos académicos como Luis Rappoport, que se caracterizan por tener una visión institucionalista sobre las causas de la inestabilidad de los sistemas políticos, dejando de lado los causales tanto sociales como económicos y cayendo, por lo tanto, en un reduccionismo que -a sólo pocos meses de la finalización del conflicto entre la patronal agraria y el gobierno- se presenta como basamento intelectual de ciertas políticas neoliberales. Las notas hablan de un sistema de “hiper-presidencialismo” y expone, en relación a la “falta de oposición”, que el sistema presidencialista parece diseñado para desalentar el disenso, la oposición y la crítica. Ese planteo intenta demostrar, implícitamente, que la falta de oposición es causa del sistema y no de la carencia de propuestas serias alternativa al gobierno de turno (esté quien esté) o por inoperancias de la oposición.

Frente a esto, una propuesta de Laría consiste en “(…) contar urgentemente con un aparato de gestión de los bienes públicos dirigidos por funcionarios eficientes seleccionados por mérito y no por el burdo clientelismo”. Sin embargo, este planteo, que no es novedoso y considera que ese aparato de gestión puede ser apolítico y compuesto por “técnicos”, repite una falacia divulgada por el “innombrable” en la década del ´90 para hacer “eficiente” el estado (también planteaba la necesidad de achicar el estado). En la raíz de este razonamiento neoliberal, se considera que la sumatoria de técnicos (o funcionarios elegidos en base al mérito y que siempre cuentan con una determinada ideología política) puede generar un sistema apolítico.

La meta, de estas como otras notas de distintos medios de comunicación, consiste en establecer, en el imaginario social, que la culpa de las penurias que sufre nuestro pueblo debe buscarse solamente en la falta de instituciones, en la debilidad de las existentes, o en el exceso de corrupción. Para solucionarlo se enfocan en la necesidad de realizar un cambio en la forma de gobierno –de presidencialista a parlamentarista- por considerar que es poco representativa la figura de la presidencia o por imaginar que el parlamento puede ser una instancia de participación más democrática, transparente, fortalecedor de las instituciones, etcétera. Este planteo, además, se produce en un contexto en el cual, gran parte de la oposición al Kirchnerismo observa al congreso como una herramienta para frenar propuestas del oficialismo.

Esta idea, sin embargo, no tiene como finalidad mejorar el sistema político en su conjunto, sino utilizar ese argumento -en la coyuntura política actual- para obtener beneficios electorales al presentarse -la oposición al gobierno- como aparentes opciones ante el supuesto “despotismo” de la presidencia. El planteo meramente institucionalista, fue impulsado por el FMI y el Banco Mundial luego de la dictadura militar del ´76 y en especial en la década de los ´90 para intentar que no se centre la vista en causales económicos, o sociales que eran consecuencia de la implementación del modelo neoliberal. Es por eso que, lo más riesgoso de los planteos actuales, consiste en perder de vista otras causas centrales, que son consecuencia de la implementación de un sistema económico beneficioso sólo para unos pocos.

(Lautaro Matias Taibo, Diario El Cordillerano, Jueves 18 de Diciembre 2008)


10 de diciembre de 2008

Municipalización de las responsabilidades para ocultar a los responsables

La política de municipalizar las responsabilidades provinciales no es nueva; desde la década de los ´90 “el innombrable”, siguiendo los consejos del FMI y el Banco Mundial, pregonaba la necesidad de municipalizar la educación para hacer que esta “sea más eficiente”. Fundamentaba esta idea en el hecho de que los intendentes tenían personal que trabajaba en el municipio donde están los establecimientos educativos y, por lo tanto, podrían reaccionar de forma más rápida ante las carencias de estas instituciones. Además, argumentaban que, la municipalización, contribuiría a la descentralización y la mayor democratización del poder.

Actualmente, esta discusión, es traída una y otra vez a la agenda política: Primero se planteó la municipalización de la educación -medida ampliamente rechazada no sólo por la comunidad educativa sino también por toda la sociedad (como se evidenció en las movilizaciones de la década del ´90)- y ahora se intenta municipalizar los comedores comunitarios. El sistema propuesto por el ministro Pega -en el cual se asignar fondos a cada establecimiento y se deja la responsabilidad a la dirección- muestra en carne viva la triste realidad: el poder se concentra y las responsabilidades se delegan en los directores, docentes y no docentes de las escuelas.

Es necesario, solamente, recordar los techos de las escuelas cayéndose (en el caso de la escuela 16 dos veces en un mismo año), o los pocos días de clase que tuvieron los estudiantes para saber que el ministerio de educación no está en condiciones de hacerse cargo de administrar los fondos que luego destinará a los municipios para darle de comer a nuestras generaciones futuras -Porque en síntesis, lo que está en juego en estas discusiones es el futuro de nuestros jóvenes que, como pasa siempre, son las principales víctimas de este tipo de políticas.

La escuela pública se transforma, de este modo, de una institución educadora a una guardería de chicos “con problemas sociales”. El efecto inmediato es que la sociedad le hecha la culpa a la escuela pública por bajar el nivel educativo y se profundiza el descreimiento en la enseñanza pública y gratuita. Este vaciamiento de la educación es asimismo impulsado por el ministro Barbeitos y se evidenció claramente cuando criticó a la Unter por “renegar de cualquier labor no pedagógica que se le asigne a los docentes” y es, que detrás de este comentario, se esconde el supuesto de que el profesor “debe ser el que contenga al estudiantado ante las consecuencias de la inexistencia del estado”.

Cuando todavía quedan rastros de olor a putrefacción por la comida en mal estado que repartía Flavors, el ministro -que es el responsable político por uno de los actos de corrupción más grande que se haya visto en la historia rionegrina- busca deslindar responsabilidades en personas que tienen menos mecanismos de defensa (como ser los directivos, los docentes y los más afectados que son los estudiantes -que terminan siendo los mal educados). Para entender hasta que punto se ignora las necesidades de los jóvenes basta recordar que, ante la denuncia de fallas graves en los suministros alimenticios, la cúpula oficialista de la provincia, hizo oídos sordos mientras miles de niños comían alimentos que contenían pelo y excremento de rata, gorgojos, cristalizaciones extrañas en la leche, etcétera”.

El traspaso de la responsabilidad de los comedores del ámbito provincial al municipal deja en claro, una vez más, la predisposición del gobierno provincial a hacer como Poncio Pilato. Lo mas grave de esta situación es que, este manoseo, le muestra a los jóvenes que sus derechos pueden ser violados por los políticos de turno. De este modo, cuando el día de mañana la sociedad se convierta en mas ignorante, inculta e intolerante, los jóvenes de hoy -que se habrán convertido en adultos- sabrán cual es la respuesta más simple ante la falta de políticas; le echarán la culpa a las futuras generaciones a las que tildarán de vagos, irrespetuoso, ignorantes, etcétera… porque total, eso es lo más fácil, y después de todo, fueron mal-educados en base a estos principios.

(Lautaro Matias Taibo, Diario El Cordillerano, Miércoles 10 de Diciembre 2008)