28 de octubre de 2008

Bariloche en Venta

En estos días volvió a la agenda pública la cuestión de la construcción de un hotel Hilton en nuestra ciudad, debido a la reunión que mantuvieron representantes municipales, provinciales y nacionales con un grupo de empresarios del grupo Imocom. Medios de comunicación locales y regionales, comenzaron a publicar notas en las que se podía observar su optimismo ante la posibilidad de la edificación de esta monumental construcción que tendrá 250 habitaciones, un spa, dos piletas, un área comercia y una zona residencial. Todo esto estará emplazado en una zona de 51 hectáreas en Circuito Chico sobre el cerro Dos Hermanos en medio de un bosque de especies nativas de Cipreses y Colihues.
Conceptos novedosos como un hotel “eco-friendly” (amigable con la ecología), u “hotel con vegetación en el techo” comenzaron a surgir por todos lados. La finalidad, de estas categorías, era intentan legitimar los discursos de los empresarios y, a través de significantes difusos, construir en el sentido común la idea de que la edificación no modificará al medio ambiente. Además, algunos medios comentaron sobre las virtudes que el hotel traería a los vecinos de la zona y de Bariloche en general: Se divulgó que el grupo de empresarios se encargaría de la construcción de una planta de tratamiento de residuos, de una planta de tratamiento de líquidos cloacales y un centro de congresos y convenciones con capacidad para 2000 personas.
Muchos gobernantes salieron a legitimar la idea de esta gigantesca obra de ingeniería exponiendo que la misma “daría trabajo a centenas de personas durante su construcción”, “haría de Bariloche un destino turístico de primer nivel”, y otra serie de argumentos similares. El estado, de este modo, fue comprado, se prostituyó y, finalmente, se corrió de sus funciones y responsabilidades frente a la idea de la construcción, por parte de empresas privadas, de instalaciones que beneficiarían a la población. Este accionar, sin embargo socava continuamente la legitimidad del estado en un doble sentido; por un lado, los gobernantes -que deberían representar a los intereses del pueblo frente a los embates de los grandes grupos empresariales- terminan representando a los grandes grupos económicos y los legitiman frente a la población. Por otro lado, la confianza en el estado se esfuma cuando éste acepta, como condición para avalar una inversión, la construcción de obras que son pura y exclusivamente de su responsabilidad, haciendo que la población ponga en duda la legalidad y legitimidad de estas medidas. Esta forma de concebir la política, asimismo, nos lleva a recordar lo peor de las gestiones de las últimas décadas que legitimaron el rol de las empresas privadas por sobre el estado.
Es necesario recordar que las grandes inversiones no siempre aseguran riqueza para la población, pero siempre aseguran riquezas para esos pocos inversores. Los negocios de esta magnitud, para que beneficien al bolsillo del trabajador, debe ser acompañado de políticas que eviten la fuga de capitales -de las sucursales que instalen en esta ciudad- hacia las grandes casas matrices que, en este caso, se encuentran en Estados Unidos. Otra alternativa consiste en modificar el sistema impositivo para asegurar que el estado se quede con una importante porcentaje de las ganancias para después distribuirla entre la población. Esto último es también importante porque el enriquecimiento del estado solo asegura el enriquecimiento del pueblo si va acompañado de políticas populares.
La pregunta, sin embargo que queda sin responder es la siguiente: Si se emplean a 500 personas para la construcción del Hilton (que durará 3 años), después de ese tiempo, ¿a donde van a ir esos trabajadores desocupados?. Es ya conocida la estrategia de estos grandes grupos económicos que se instalan en países económicamente beneficiosos, hacen grandes emprendimientos y, cuando estas condiciones empeoran, emigran llevándose la riqueza y dejando cientos de desocupados que luego crean villas miserias o asentamientos precarios haciendo honor al concepto “concentración de la riqueza, distribución de la pobreza”.
(Lautaro Matias Taibo, Diario El Cordillerano, Sábado 25 de Octubre de 2008)

24 de octubre de 2008

Holocausto en nuestra América Morena

Hace 516 años, la América morena, la América India, la América mestiza, la Abya Ayala, nuestra América, sufría una invasión que daría comienzo a un largo y sangriento proceso de saqueo, tortura, esclavitud y muerte. 90 millones de indígenas fue el saldo de asesinados en los primeros 150 años de ocupación, convirtiéndose –esta ofensiva- en el más grande genocidio de la historia de la humanidad. Sin embargo, actualmente, el 12 de Octubre es celebrado en la gran mayoría de los países de América y Europa por considerar, a dicha fecha, como “el descubrimiento de América”, el “día de la raza”, o un símbolo de “la colonización, la civilización, la culturización, y la evangelización”. Pero ¿Cómo se logró formar este imaginario social? ¿Cómo se pudo ocultar el mayor holocausto de la historia detrás de estas denominaciones cuasi fantásticas?
La imposición cultural y el sometimiento de la población fueron las herramientas esenciales para implementar una historia llena de mentiras y omisiones acordes a lo que las metrópolis necesitaban. La llegada de inmigrantes y la instauración de un sistema de enseñanza -que fomentaba el olvido- fue crucial para construir la ficción. La construcción de esta “memoria social”, además, fue afianzada con la implementación de marcas imaginarias (Se tildó al indígena de incivilizado, bárbaro, carente de alma, u otro tipo de denominación con el fin de crear un “otro” al que se debía temer, dominar y/o asesinar) y materiales en sitios públicos (la estatua de Roca en el Centro Cívico de Bariloche es el ejemplo perfecto). Fomentaron además la creación de prácticas y símbolos (La implementación, desde hace 91 años, del 12 de octubre como un día festivo es por excelencia el símbolo de la impunidad). En este sentido, el análisis de la invasión -realizado con categorías europeas- constituyó el escenario ideal para llevar a cabo la pantomima del “descubrimiento”.
Es fundamental recordar que los indios no eran pobres sino que los pauperizaron mediante su expulsión hacia zonas desérticas e inhabitadas a medida que se extendía la frontera de los nuevos estados. Actualmente, los terratenientes -aprovechando la indiferencia de los gobiernos y de los jueces- continúan tomando territorios indígenas frente a los ojos de una población que fue educada en base a los ideales sarmientianos -que establecía conceptos civilizatorios muy cuestionables-. Algunos sectores de América, sin embargo, todavía siguen pensando en Europa como la meca de la civilización, como el modelo a seguir, rechazando -por lo tanto- la creación de un modelo americano o latinoamericano que incluya la compleja realidad cultural y social, y que tenga en cuenta las tradiciones milenarias de los indígenas. No entienden que cualquier estudio de la historia americana debe ser enmarcado en un contexto de dominación y empobrecimiento de la población que continua en nuestros días bajo nuevas formas.
La historia, sin embargo, se reconstruye constantemente y es esto lo que proporciona -a los pueblos latinoamericanos- la posibilidad de realizar un revisionismo histórico que sea crítico, serio, y basado en conceptos Americanos. En algunas regiones, el inicio de esta recuperación histórica sirvió para construir nuevas interpretaciones que fortalecieron una ideología contraria a la dominante –o contrahegemonía (para utilizar categorías gramscianas)- que propone instituir el 12 de Octubre como el “Día de la resistencia” o el 11 de Octubre como “el último día de la libertad americana”. El revisionismo histórico pone cada vez más en evidencia el accionar de las potencias mundiales que, para seguir siendo ricas y poderosas, someten a otros países del mundo y les roban sus recursos. El racismo y la discriminación hacia las comunidades indígenas constituyen dos de sus mejores armas. La división de la población mediante la generación de preconceptos e imaginarios falsos es, por excelencia, la mejor táctica para asegurar la continuidad de una hegemonía dominante que justifica el exterminio indígena. Frente a esta situación, la unidad en la diversidad aparece como la mejor opción para poder construir un sistema inclusivo que beneficie al pueblo en su conjunto. El plan consiste, esencialmente, en pelear por la defensa de la soberanía de los recursos naturales para evitar la continuidad del saqueo y solidarizarse con las luchas del “otro”. A través de estos procesos, nos daremos cuenta que el “otro” en realidad es un “nosotros”.

(Lic. Taibo Lautaro, Diario El Cordillerano, 21 de Octubre de 2008)

8 de octubre de 2008

Socialización de las pérdidas, Privatización de las ganancias

Los máximos representantes de la mesa de enlace agropecuaria decidieron iniciar otro lock-out patronal que comenzó el viernes pasado. La patronal argumenta que los principales problemas del campo son, entre otros, el alto costo del petróleo -que produce es alza de los costos de la producción- y la caída de los precios internacionales -principalmente de su preciada soja-.
Aunque Buzzi planteó que no quiere volver a la década de los ´90 (en relación a la cantidad de desempleados que puede llegar a haber en el sector), al analizar los discursos de estos dirigentes, se puede llegar a conclusiones totalmente distintas. Entre sus exigencias se puede encontrar un eje conductor que propone, para afrontar la crisis, la necesidad de volver a implementar las políticas neoliberales que imponía Estados Unidos y que se basaban fundamentalmente en el Consenso de Washington (El mismo consta de 10 principios políticos centrales). La exigencia de la eliminación lisa y llana de las retenciones -o “impuesto a las exportaciones”- propuesta por Hugo Biolcatti (vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina), figura en el 3º principio del mencionado consenso mientras que, la Liberalización del comercio internacional (trade liberalization) principalmente de la carne, la leche y el trigo –propuesta por estos empresarios- se puede encontrar dentro del 6º postulado, a su vez, la desregulación o “eliminación de los controles que ejerce el estado a través de la oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario” figura en la 9º premisa (además se puede encontrar el derecho a la propiedad que es el 10º principio). Se puede entender, por lo tanto que mientras sus discursos pregonan su interés en no volver a la infame década de los ´90, dentro de sus exigencias se encuentran el claro espíritu del consenso de Washington y, por lo tanto, de las políticas neoliberales.
Estas pretensiones se producen en un contexto internacional signado por la crisis que se produjo por la falta de controles -por parte del Estado norteamericano- en la economía y mientras el mundo se estremece por el temblor que produjo la estrepitosa caída del modelo neoliberal tal cual lo conocíamos. Pero estos señores además piden que el estado invierta para mejorar la competitividad de la ganadería, la lechería y la industria (relacionada al agro), la asistencia en las zonas azotadas por la sequía y el aumento de algunos productos fundamentales de la canasta básica. En otras palabras, demandan inversión por parte del estado –con dinero de impuestos de toda la población- para, después no ser regulados y que continúen beneficiándose unos pocos productores.
Durante los cortes de rutas –que duraron 128 días- otra vez parte de la clase media jugó el papel de peones de esos sectores que extorsionaron a la población con el desabastecimiento total mientras las exportaciones alcanzaban índices superiores a los del año pasado (la huelga era para privar a nuestro pueblo de los alimentos, no para dejar de ganar con las exportaciones). Miles de personas apoyaron al campo por pensar que se trataba de pobres campesinos o por considerar que era la forma más rápida de terminar con la extorsión. ¡Que sorpresa se habrán llevado esas mismas personas cuando escucharon sobre el nuevo lock-out y más aún cuando las demandas de la mesa de enlace se contraponían a lo que pedían hace sólo unos pocos meses!.
El problema que afronta el campo está relacionado, en realidad, con una deficiencia de solidaridad. Cuando ganaban mucho dinero por el alto precio internacional de la soja, y el trigo, no querían retenciones móviles porque hubiesen tenido que pagar más impuestos. Ahora que el precio de la soja bajó por la crisis mundial, salen a pedir a gritos retenciones móviles para que les cobren menos impuestos. Y esto seguirá ocurriendo hasta que no comprendamos que la disputa no es simplemente por un nivel mas bajo o más alto de retenciones, lo que está en juego es la implantación o no un modelo económico que, según la CEPAL, sumió en la pobreza a más del 45% de nuestro pueblo.

(Lic. Taibo Lautaro, Diario El Cordillerano, 08 de Octubre de 2008)

6 de octubre de 2008

Chávez y la batalla por fortalecer el multilateralismo en Latinoamérica

El anuncio de la firma de acuerdos entre Rusia y Venezuela, para realizar maniobras militares conjuntas en el mar Caribe a fines de este año, puso en alerta a los Estados Unidos. A esto se sumó el envío de bombarderos rusos -que días atrás realizaron vuelos frente a las costas venezolanas en el contexto de acuerdo de cooperación en el área de Defensa- y las compras militares por parte de Venezuela a países como Rusia, Bielorrusia, China y España por valores que superaron los 6.700 millones de dólares (en los tres últimos años).
No es un secreto que las relaciones entre la ex URSS y la república bolivariana se basa principalmente en la cooperación militar aunque también existe el deseo de ambos mandatarios de forjar una alianza estratégica que incluya acuerdos en temas tan diversos como política petrolera, el uso conjunto de energía nuclear (con fines pacíficos) y en materia comercial. Esta asociación, además, deja abierta la posibilidad a la participación de otro rival de Estados Unidos como es la República de Cuba.
Estas alianzas juegan en contra de las ambiciones de Estados Unidos que continua pretendiendo derrocar a gobiernos que no son afines a sus intereses. Frente a las derrotas de los intentos de golpes de estado en varios países del cono Sur en la última década, Norteamérica reactivo a la denominada “IV flota de la armada”. La misma, aparece como una herramienta más para ejercer control sobre América Latina y el Caribe. El crucero nuclear ruso “Pedro el Grande” (que encabeza una flota que incluye además al barco de ataque contra submarinos “Almirante Shabanenko”) aparece en este escenario como un instrumento para contrapesar –parcialmente- el poder naval norteamericano.
A través del mejoramiento del equipamiento militar, el entrenamiento de civiles y militares para defender la democracia -por la vía que sea necesaria- y las alianzas con Rusia, Chávez intenta contrarrestar la presión estadounidense en Venezuela y en Latinoamérica, en general. Sin embargo, América Latina no puede estar dependiendo de los vaivenes de la política exterior rusa. Es necesario, por lo tanto, forjar alianzas no sólo comerciales y políticas, sino también, militares entre los países latinoamericanos.
En este sentido, es de vital importancia crear una “fuerza armada para la paz” integrada por militares de diversos países de América Latina (idea que se trató entre los países de Latinoamérica luego de la incursión de Colombia en territorio ecuatoriano) que debe tener como función principal persuadir a las potencias en general y EEUU en particular, de no utilizar a sus fuerzas armadas para pretender doblegar a los pueblos latinoamericanos.
Si América Latina estableciera una fuerte alianza político-militar, el costo político de una invasión, a cualquiera de los países, se potenciaría debido a que se correría el peligro de crear una basta zona de guerra, que sería aun más contraproducente para cualquiera de las potencias imperialistas.
La idea de una ofensiva militar no parece tan ilógica si recordamos las invasiones que sufrieron Irak y Afganistán bajo la excusa de la existencia de armas de destrucción masiva y de grupos terroristas aliados a los gobiernos de dichos países –argumentos nunca comprobados pero que sirvieron para que Norteamérica se apodere de los recursos de esas regiones-. En medio del conflicto diplomático con el gobierno de Evo Morales, EEUU recurrió a una táctica similar; el 17 de Septiembre incluyó a Bolivia en la lista negra del narcotráfico junto con Venezuela a quien además acusa de colaborar con las FARC –tildadas de terroristas-. Estas denuncias intentan construir una base de legitimidad para poder llevar a cabo invasiones u otros actos que involucren a las fuerzas armadas norteamericanas.
El rearme de Venezuela, por lo tanto, debe ser entendido en el contexto de hostigamiento que sufre por parte de Estados Unidos. Es indiscutible que tanto las alianzas con Rusia, como la creación de las “fuerzas armadas para la paz”, servirían para comenzar a romper el unilateralismo que EEUU impuso durante décadas en la región. El pluri-lateralismo dejaría en claro que Latinoamérica no es “el patio trasero” de nadie, sino que es una región en la que los pueblos quieren elegir su propio destino
(Lic. Taibo Lautaro, Diario El Cordillerano, 03 de Octubre de 2008)