26 de noviembre de 2008

Coalición Cívica Radical: alianza electoralista u opción superadora

Días atrás, se anunció la conformación de una alianza entre la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, y el titular de la UCR, Gerardo Morales. La alianza tiene como finalidad conformar un polo opositor, al Frente para la Victoria, para intentar obtener más bancas en el congreso en las próximas elecciones.

Al analizar los discursos de Elisa Carrió se puede observar que aunque expone que el frente es “programático”, a continuación, se contradice al explicar que -el mismo- es “en contra de el gobierno de Cristina Fernández”. Asimismo, tanto los referentes de la UCR como de la CC plantearon que los intereses comunes en defender a la patronal agraria y a las AFJP (recordemos que en su plataforma electoral, Elisa Carrió planteaba lo contrario; la necesidad de estatizar el régimen previsional) y la obstaculización de la estatización de Aerolíneas Argentinas fueron los puntapiés para la confluencia electoral.

Por otro lado, una de las formas de construcción que la oposición más le critica a la forma de hacer política de Néstor Kirchner y Cristina Fernández es la destrucción de la “institucionalidad”. A esto se suma que con la asunción de Néstor Kirchner como líder del PJ, los sectores opositores -partidarios, mediáticos, etc.…- coincidieron en que ese gesto llevaba a la ruptura de la transversalidad y al autoritarismo (palabra que en la actualidad parece estar “de moda”). Frente a este hecho, la oposición reacciona reunificando a la UCR, con radicales que se auto-reconocen como tales y radicales resentidos de sus orígenes (aunque tal vez le pongan al frente el nombre de Coalición Cívica Radical para intentas presentarse como “la opción”).

Frente al reclamo por parte de la población que el 19 y 20 de Diciembre salió a las calles para pedir, entre otras cosas, “nueva clase política” y por la ruptura con las políticas neoliberales -creando uno de los hechos históricos más importantes de la Argentina- aparecen años más tarde las mismas prácticas que hace más de 50 años: La conformación de dos grandes polos políticos o bipartidismo. Esto, no solamente no ayuda a fortalecer las instituciones, sino que reduce la diversidad de opciones electorales y fomenta la polarización entre peronistas y radicales. Es decir que ante la propuesta de unificar al peronismo, ¿la presunta propuesta superadora consiste en unificar al radicalismo?.

Luego de tantos años de dictadura -que mató a muchos de los mejores dirigentes políticos- y después de la década infame de los ´90, se evidencia la escasez de proyectos políticos a mediano y largo plazo. El gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, fue preciso cuando consideró que “el acuerdo no es programático sino electoralista (…) hay que postergar polémicas sobre personas y reemplazarlas por discusiones de programas” y “hay que poner los programas por delante”. Las confluencias electoralistas, en fin, terminan debilitando ideales y fomentan la conformación de oposiciones destructivistas cuya única propuesta consiste en el derrocamiento del adversario.

Frente a este tipo de política aparece otra basada en la necesidad de la reconstrucción de proyectos a mediano y largo plazo con plataformas políticas e ideologías fuertes -Una forma de hacer política que fue debilitada mediante desapariciones y asesinatos-. Pero para que esta nueva política comience a fortalecerse será necesaria la participación y politización de la población, no como reacción a uno u otro gobierno, sino como alternativa superadora con propuestas y construcciones sociales que busquen consolidar poder como un medio central para cambiar la realidad.

(Lautaro Matias Taibo, Diario El Cordillerano, Miércoles 26 de Noviembre 2008)

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