El asesinato del ingeniero Ricardo Barrenechea en San Isidro, realizado por un menor, provocó la reacción de un sector de la población que se movilizó para pedir más seguridad
. El gobernador de la provincia de Buenos Aires –Scioli-, entonces, propuso la reducción de la edad de imputabilidad a 14 años y argumentó su posición, explicando que en Uruguay la edad de imputabilidad es a los 13 años y tanto en Brasil como en México es a los 12 años.
El miedo –debido a la inseguridad- constituyó, una vez más, el arma perfecta para que un sector de la población se dejara influenciar por estas ideas retrógradas. Fue este temor el que llevo a una parte de la sociedad a apoyar el golpe del ´76, que terminó impulsando cambios políticos, económicos y sociales que construyeron los cimientos de las políticas neoliberales. Fue el mismo miedo -a la hiperinflación- combinado con una serie de promesas mentirosas las que llevaron a la población a votar a Menem 1989 –que fortaleció aún más el modelo-. La violencia familiar creada, entre otras cosas, por la desocupación, sumado a la desintegración de la familia y de la sociedad (principales ámbitos de contención), producto del surgimiento del postulado que consideraba al individuo como eje del sistema neoliberal, ayudaron a abonar la tierra. La destrucción del sistema educativo, de salud, y el aumento de necesidades básicas insatisfechas empujaron a cientos de miles de chicos a buscar formas de auto sustentarse plantando, de este modo, la semilla que daría como resultado el crecimiento de los índices de trabajo infantil y el aumento de la delincuencia también en esta franja etaria.
32 años después de iniciado el proceso desintegrador, algunos sectores, movidos por el miedo o por el oportunismo político, vuelven a reclamar “mano dura” al estado. Muchos de ellos siguen defendiendo un sistema que fomenta la desigualdad y, por lo tanto, la inseguridad por lo que la única respuesta que desean, para evitar cambios profundos, es el endurecimiento de las penalizaciones, iniciativa que termina generando mas violencia. Apartheid para el desocupado, apartheid para el pobre, apartheid para el necesitado, es lo que pregonan para no tener que afrontar las consecuencias indeseadas de las políticas neoliberales que apoyan.
Esta única idea nos lleva a recordar lo que decía el “padre del liberalismo” John Locke (contractualista del siglo XVII) cuando exponía que muchos hombres “simulan no poder conseguir trabajo y viven mendigando o peor”. “Muchos (…) simulan que quieren trabajar (...) y generalmente no hacen nada”. Para Locke, los pobres llenaban las calles porque no se los castigaba apropiadamente y por eso proponía nuevas leyes entre las que se podían encontrar: 1) “Todos los hombres sanos de cuerpo y mente, de más de 14 años y menos de 50, que se les encuentre mendigando (…) serán detenidos (…) y enviados al puerto más cercano donde realizarán trabajos forzados hasta que llegue un barco de Su Majestad (...) en el cual servirán durante tres años bajo estricta disciplina (…)”. 2) “Cualquier niño o niña, menor de 14 años, que se le/a encuentre mendigando fuera de la parroquia en donde habita (…) será enviado/a a la más cercana escuela de trabajo, donde será fuertemente azotado/a y trabajará hasta el atardecer”.
Estas citas expresan una concepción que no solamente no ha muerto, sino que se encuentra en el sentido común de muchos sectores de la sociedad. Es el “son pobres porque quieren” que hace que esas personas puedan dormir con la conciencia tranquila sin tener que movilizarse para ayudar al otro porque, después de todo, “el otro eligió su condición de pobre”. No obstante, las mejores armas para combatir la inseguridad son la educación, el trabajo, la inclusión, la cobertura social, la vivienda digna, y una sana alimentación. Sin embargo, para asegurar estos derechos básicos, se deben hacer cambios profundos tanto en el sistema económico como en el político. Aunque estas transformaciones pueden llevar tiempo, son las que garantizan la reducción de la inseguridad, el aumento de la calidad de vida del conjunto de la población y una sociedad mucho más ética y justa.
(Lautaro Matias Taibo, Diario El Cordillerano, Sábado 01 de Noviembre de 2008)
. El gobernador de la provincia de Buenos Aires –Scioli-, entonces, propuso la reducción de la edad de imputabilidad a 14 años y argumentó su posición, explicando que en Uruguay la edad de imputabilidad es a los 13 años y tanto en Brasil como en México es a los 12 años.El miedo –debido a la inseguridad- constituyó, una vez más, el arma perfecta para que un sector de la población se dejara influenciar por estas ideas retrógradas. Fue este temor el que llevo a una parte de la sociedad a apoyar el golpe del ´76, que terminó impulsando cambios políticos, económicos y sociales que construyeron los cimientos de las políticas neoliberales. Fue el mismo miedo -a la hiperinflación- combinado con una serie de promesas mentirosas las que llevaron a la población a votar a Menem 1989 –que fortaleció aún más el modelo-. La violencia familiar creada, entre otras cosas, por la desocupación, sumado a la desintegración de la familia y de la sociedad (principales ámbitos de contención), producto del surgimiento del postulado que consideraba al individuo como eje del sistema neoliberal, ayudaron a abonar la tierra. La destrucción del sistema educativo, de salud, y el aumento de necesidades básicas insatisfechas empujaron a cientos de miles de chicos a buscar formas de auto sustentarse plantando, de este modo, la semilla que daría como resultado el crecimiento de los índices de trabajo infantil y el aumento de la delincuencia también en esta franja etaria.
32 años después de iniciado el proceso desintegrador, algunos sectores, movidos por el miedo o por el oportunismo político, vuelven a reclamar “mano dura” al estado. Muchos de ellos siguen defendiendo un sistema que fomenta la desigualdad y, por lo tanto, la inseguridad por lo que la única respuesta que desean, para evitar cambios profundos, es el endurecimiento de las penalizaciones, iniciativa que termina generando mas violencia. Apartheid para el desocupado, apartheid para el pobre, apartheid para el necesitado, es lo que pregonan para no tener que afrontar las consecuencias indeseadas de las políticas neoliberales que apoyan.
Esta única idea nos lleva a recordar lo que decía el “padre del liberalismo” John Locke (contractualista del siglo XVII) cuando exponía que muchos hombres “simulan no poder conseguir trabajo y viven mendigando o peor”. “Muchos (…) simulan que quieren trabajar (...) y generalmente no hacen nada”. Para Locke, los pobres llenaban las calles porque no se los castigaba apropiadamente y por eso proponía nuevas leyes entre las que se podían encontrar: 1) “Todos los hombres sanos de cuerpo y mente, de más de 14 años y menos de 50, que se les encuentre mendigando (…) serán detenidos (…) y enviados al puerto más cercano donde realizarán trabajos forzados hasta que llegue un barco de Su Majestad (...) en el cual servirán durante tres años bajo estricta disciplina (…)”. 2) “Cualquier niño o niña, menor de 14 años, que se le/a encuentre mendigando fuera de la parroquia en donde habita (…) será enviado/a a la más cercana escuela de trabajo, donde será fuertemente azotado/a y trabajará hasta el atardecer”.
Estas citas expresan una concepción que no solamente no ha muerto, sino que se encuentra en el sentido común de muchos sectores de la sociedad. Es el “son pobres porque quieren” que hace que esas personas puedan dormir con la conciencia tranquila sin tener que movilizarse para ayudar al otro porque, después de todo, “el otro eligió su condición de pobre”. No obstante, las mejores armas para combatir la inseguridad son la educación, el trabajo, la inclusión, la cobertura social, la vivienda digna, y una sana alimentación. Sin embargo, para asegurar estos derechos básicos, se deben hacer cambios profundos tanto en el sistema económico como en el político. Aunque estas transformaciones pueden llevar tiempo, son las que garantizan la reducción de la inseguridad, el aumento de la calidad de vida del conjunto de la población y una sociedad mucho más ética y justa.
(Lautaro Matias Taibo, Diario El Cordillerano, Sábado 01 de Noviembre de 2008)
3 comentarios:
hablando como habitante de la provincia de Bs As, harta de la inseguridad,no pido medidas mas serveras contra los menores que transgreden la ley, como lo hizo Scioli, que propuso semejante boludez, como solucion a la crisis social que enfrenta esta provincia.
A lo que propuso quiero condicionarle dos supuestos:
Primero: Que con la creciente ola de delincuencia juvenil y a su ineptud para solucionar estas desaveniencias intenta desviar la vista del problema, "el problema no es mio, es de las leyes", creando un amiguismo barato para con quienes piden este tipo de medidas, pero estos parecen no darse cuenta lo imposible en terminos politicos de esta modificacion ya que conlleva una modificacion en el codigo penal y como se ve no tiene apoyo politico para esto (me acuerdo de Anibal Fernadez y Cristina, horas depues del discurso de Scioli declararon "la justicia no se hace con leyes mas duras" -en terminos populares se diria que lo dejaron mas solo que a loco malo- ), entonces su discurso de bajar la imputabilidad es mero palabrerio politico sin sustento.
Segundo: Bajar la edad de imputabilidad, no es la solucion por dos cosas la primera y muy basica: que esos chicos no siempre van a estar en las carceles y que un dia van a salir y pienses como sale una persona de las carceles. Las carceles son verdaderas escuelas de delicuentes, ojala estas sean como reza la constitucion donde dice algo asi "las carceceles deben ser sanas y limpias, no son para castigo del reo sino para el resguardo de la sociedad", nada mas lejanos a eso, la gente dentro de una carcel, se siente abandonada por una sociedad dual, tan moral que castiga sus delitos pero que en contra partida no juzga las condiciones en las cuales estos se encuentran alojados en esas carceles.
y la mas importante, una sociedad con valores putrefactos, que solo incita al ser por el consumo, solo puede llevar al caos mismo. Si el valor mas importante por hoy dia es tener, que nos hace pensar que el que esta en condiciones economicas que le impiden, el ser por no consumir, no van a salir a violentar para tambien ser parte de este sistema de consumo, no es por eso raro oir ultimamente en un asalto efectuado por jovenes el decir: "el que me robo tenia zapatillas muy caras", es muy claro, sin limites esos chicos que se inician en la delicuencia lo hacen para poder SER a traves del consumo de bienes materiales. Hay una propaganda que me escandalizala de una tarjeta de credito que dice "SI TE HACE FELIZ COMPRALO"... ahi estan los valores de la gente que se queja como estan los niños, no les enseñana nada y piden todo a cambio. La solucion como primer medida es dejar de ver a esos jovenes delicuente como la causa de la inseguridad, sino como una consecuencia de la perdidad de valores.
Llego acá, de casi casualidad y creeme que nunca me mando este tipo de discurso medio pelo, pero leyendo el blog, leer esta entrada me recordó esos dias atrás que escuchaba sobre esto e intentaba hablarlo con alguien y sobretodo un cartel que decía "ningun pibe nace chorro"
Me parece que escribis muy bien, la verdad es como que uno empieza a leer este blog y no puede parar. Voy a pasar más seguido.
Saludos
Camila
Fruits:
Estuve leyendo tu comentario una y otra vez. Tengo que admitir que quede sorprendido por tu análisis. Veo que conoces bastante sobre el tema y saludo tus ganas de participar y aportar ideas para cambiar nuestra realidad.
Considero que es significativa la frase "los jóvenes que roban y tienen zapatillas muy caras". Concuerdo con vos en que, los medios de comunicación -y la sociedad en general, que suele seguir cuasi-ciegamente los planteos de los grandes formadores de opinión-, que transmiten el mensaje de los sectores dominantes de poder, presionan diariamente por imponer la idea de que la persona “es en tanto tiene”. Si no hay contención familiar, o referentes que guíen al joven a través de su desarrollo, es probable que este mensaje lo influencie con más fuerza (Aunque hay que reconocer que el tener contención familiar y las necesidades básicas satisfechas no asegura que exista una lectura crítica de la información de los medios).
El tener zapatillas caras, en algunos casos hace que el portador se sienta importante, de una “especie de clase superior”. Esto, sin embargo no sucede solo con los ladrones, hay un ejército de personas allá afuera que no son críticos de la realidad y creen todo lo que escuchan. Creo que esto se debe, en general, a la falta de una educación que fomente la formación crítica de la población. Por ahí escribo algo del tema en una próxima nota.
Bueno, yo también me emocioné escribiendo. Considero que tu análisis no es "un discurso medio pelo" sino que le pusiste una pasión inusual y es válido el aporte. Espero que sigas escribiendo tus ideas que creo que son muy buenas.
Te mando un abrazo
Hola Lautaro!
En principio opiné desde lo que veo en mi propio barrio, donde en una esquina tengo un country y en la otra, chorros. Asi de simple, así es como veo la desigualdad día a día.
Creo que esta sociedad hipócrita que olvida rápido, busca el bienestar propio (aunque este sea claramente efímero) y no tiene más razonamiento que el del "hay que matarlos a todos" no es capaz de reconocer las consecuencias de sus falsas ideas y necesidades impuestas.
Coincido con vos y creo que mucha gente toma ideas sin pensarlas, sin razonarlas, y supongo que es en parte por esta falta de educación que se está dando desde hace ya mucho tiempo, nos la están quitando de a poco (porque es obvio que a los de siempre les conviene la sociedad ignorante) y sumandole la presión de los medios que solo muestran lo que quieren que uno vea y alguno que otro impone sus ideas por retrogradas que estas sean, esta sociedad termina aceptado/apoyando ideas como la de Scioli aquella vez.
Con todo esto no demanda mucho tiempo mental entender entonces porque, en el mejor de los casos un chico tiene como referente a la piba esa del fotolog, o simplemente sale a robar o matar porque nadie le enseñó el valor de la vida humana, ahi están claramente visibles las dos caras de esta sociedad.
No es tan dificil entender porque un par de zapatillas pueden cambiar el status de una persona, también coincido con vos y creo que lo de las zapatillas (por ejemplo) es para muchos una prueba de la supeación de su nivel socio-económico, que al carecer de las herramientas para el progreso, busca como salida fácil, como satisfacción ese tipo de cosas.
y cuando me recupere del dolor de cabeza, la sigo, porque me parece que no se entiende...
Un beso
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